Los almohadones que usamos diariamente pueden ser una fuente de acné o irritaciones en la piel, ya que acumulan suciedad, sudor y grasa. Si no los lavamos adecuadamente, estos residuos pueden traspasar la funda y entrar en contacto directo con la piel del rostro, lo que genera un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y ácaros, causando problemas cutáneos.
Por este motivo, es primordial mantener una rutina de limpieza tanto para las fundas como para los almohadones para evitar brotes de granitos. Si bien solemos lavar las fundas con frecuencia, los almohadones también deben ser lavados al menos dos veces al año, ya que la grasa y el polvo pueden atravesar las telas y, en consecuencia, llegar esa suciedad a nuestra piel.
El material de la funda es otro factor a tener en cuenta para mantener una piel saludable. Los dermatólogos recomiendan el uso de fundas de algodón 100%, ya que es un material más natural y transpirable que ayuda a reducir la irritación. También es esencial lavar los almohadones a temperaturas que ronden entre los 40º y 60ºC, para eliminar completamente las bacterias que podrían quedar atrapadas en las fibras.
Además de mantener los almohadones limpios, es importante que antes de dormir te asegures de tener la piel del rostro completamente seca y libre de restos de productos cosméticos. De esta forma, podrás evitar que los aceites o la humedad se transfieran a la almohada y, con ello, se fomente la proliferación de gérmenes que pueden causar irritación o acné.
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