El agua con gas, que puede contener burbujas añadidas artificialmente a través de dióxido de carbono o surgir de un proceso natural poco común, es una de las variantes más singulares de esta bebida. Aunque tiene sus detractores, también cuenta con un grupo fiel de seguidores que la consideran su opción preferida por su frescura y particular sabor.
Lo que pocos saben es que esta efervescente bebida tiene muchos beneficios para la salud. Expertos han señalado que el agua con gas puede ayudar en el proceso digestivo, ya que alivia la sensación de hinchazón y facilita los eructos, un proceso natural que reduce la presión en el estómago.
Otro de los efectos positivos del agua con gas es la capacidad para controlar el apetito. La sensación de saciedad ayuda a que las personas se sientan llenas más rápidamente, lo que puede ser útil para quienes buscan reducir su ingesta de alimentos. Además, el toque efervescente y su suave sabor mineral hacen que muchas personas la perciban como más agradable al paladar en comparación con el agua común.
A pesar de sus beneficios, los especialistas recomiendan no ver al agua con gas como un reemplazo total del agua natural. Lo ideal es equilibrar el uso y mantener ambas versiones en la rutina diaria para aprovechar lo mejor de ambas sin descuidar la hidratación que necesita el organismo.
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