La Universidad de Oxford ha coronado a ‘brain rot’ como la palabra del año 2024. Un término que captura el zeitgeist de una generación atrapada entre la risa y la ansiedad, en una vorágine digital que ha transformado nuestra manera de consumir, comunicar y, a veces, hasta pensar.
‘Brain rot’: El declive intelectual en clave de meme
‘Brain rot’, que literalmente significa “putrefacción cerebral”, nació como una broma entre comunidades en línea, especialmente en TikTok, donde Gen Z y Gen Alpha popularizaron la expresión para referirse al impacto de consumir contenido absurdo o de baja calidad. Sin embargo, el término ha evolucionado hacia algo más profundo, reflejando preocupaciones colectivas sobre los efectos de la sobreexposición digital.
Desde los surrealistas videos de Skibidi Toilet de Alexey Gerasimov hasta los memes only in Ohio, brain rot encapsula un fenómeno cultural donde lo extraño y lo trivial dominan las pantallas. El término no solo describe el contenido en sí, sino también su impacto: una suerte de entumecimiento mental que surge al consumir lo que muchos consideran “basura digital”.
Entre la autocrítica y la crítica social
Lo curioso de brain rot es su dualidad. Por un lado, es un chiste interno, un guiño irónico de las comunidades en línea que se reconocen cómplices de este fenómeno. Por otro, es un término que ha permeado el discurso social más amplio, usado por periodistas y académicos para señalar una crisis cultural más profunda: la pérdida de capacidad para digerir ideas complejas en favor de estímulos rápidos y vacíos.
La historia detrás del término es sorprendente. Aunque hoy lo asociamos con TikTok y memes virales, su origen data de 1854, cuando Henry David Thoreau lo utilizó en Walden para criticar la superficialidad intelectual de su tiempo. Es irónico pensar que un término acuñado en defensa de la reflexión profunda resurja en un contexto tan opuesto, donde la velocidad y la simplicidad lo dominan todo.
¿Qué significa que ‘brain rot’ sea la palabra del año?
La elección de brain rot no solo destaca una tendencia lingüística: es una radiografía cultural. En un mundo que avanza hacia lo digital a una velocidad vertiginosa, la palabra pone en evidencia cómo estamos adaptándonos —o no— a los desafíos de esta nueva era. Su popularidad, con un aumento del 230% en su uso desde 2023, es testimonio de que la relación entre las redes sociales y nuestra salud mental es un tema que no puede ignorarse.
¿Es posible escapar de este brain rot? Quizás la respuesta esté en tomar una página del libro de Thoreau: desconectar de vez en cuando, buscar espacios para el pensamiento profundo y recordar que no todo tiene que ser scrollable.