¿Existen alimentos poco conocidos que podemos incorporar a nuestra dieta de manera sencilla, transformando por completo nuestra nutrición? Sí, claro que sí: a eso se refiere el concepto de superalimento. Este término se ha popularizado en los últimos años, y suele ser utilizado para hablar del aguacate, las bayas de açaí… y la lista continúa.
En ese sentido, debemos mencionar un nuevo caso de superalimento: nos referimos a la acelga. Esta verdura, originaria del sur de Europa, y vinculada orgánicamente con las remolachas y las betarragas, tiene mucho que aportar a nuestra salud. ¿Por qué?
Las propiedades de la acelga
La acelga, en una porción de 100 gramos, ofrece una increíble combinación de vitaminas y minerales, al mismo tiempo que logra ser baja en calorías. Concretamente, son ricas en vitamina K, vitamina C y vitamina A, además de contar con elevados niveles de potasio, calcio, hierro y magnesio. Precisamente por eso, se la suele catalogar como un superalimento.
Por sus propiedades, la acelga puede tener un aporte clave para la salud de nuestros huesos, para mejorar la coagulación sanguínea, para fortalecer el sistema inmune, e, incluso, para proteger la piel, el cabello y las uñas. ¡Sorprendente!
¿Cómo preparar la acelga?
Existen diversas formas de preparar acelga para incorporarla en nuestra dieta diaria. Si queremos utilizarla como guarnición y conservar sus propiedades, lo más habitual es la cocción al vapor, luego de la cual podemos usarla como parte de una ensalada.
Pero eso no es todo. Este superalimento también se puede saltear en aceite de oliva, tomando, quizá, un sabor más apetecible. E, incluso, hay quienes las integran crudas en batidos verdes junto con otros alimentos beneficiosos para la salud. Como se puede ver, las opciones son de lo más diversas.
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