Jueves 21 de Noviembre 2024
CUERPOS

El juicio disfrazado de empatía: La obsesión de opinar sobre los cuerpos ajenos

La obsesión por los cuerpos de las figuras públicas revela un problema cultural profundo que perpetúa juicios y refuerza inseguridades.

Ariana Grande fue víctima de comentarios sobre su cuerpo durante su reciente aparicón. Fuente: (Instagram)
Escrito en LO QUE NADIE TE HA CONTADO el

Vivimos en una época donde opinar sobre el cuerpo de los demás se ha convertido en un deporte global. Redes sociales, titulares y conversaciones casuales giran en torno al peso, la apariencia y los cambios físicos de figuras públicas. A primera vista, podría parecer una forma de preocupación social, pero ¿realmente lo es?

El caso reciente de Ariana Grande y las críticas hacia su delgadez reabre el eterno debate: ¿es alguna vez aceptable hablar del cuerpo de otra persona? En un mundo que exige aceptación e inclusión, seguimos cayendo en los mismos patrones. Es la versión moderna del chisme de tabloides, pero con la inmediatez y brutalidad de un comentario en Twitter.

Cuando el juicio se disfraza de preocupación

Ariana Grande fue víctima de comentarios sobre su cuerpo durante su reciente aparicón. Fuente: (Instagram)

Las críticas hacia cuerpos ajenos suelen justificarse como una forma de “conciencia social”. Comentarios como “parece enferma” o “es un mal ejemplo” surgen incluso de quienes se autodenominan defensores de la salud mental o la positividad corporal. Este juicio encubierto de preocupación tiende a ignorar un punto clave: no conocemos la historia completa de esas personas.

La periodista Avery Edison lo resume bien: “Decir que alguien parece enfermo no es un ataque, sino una advertencia”. Pero, ¿es necesario lanzar esa advertencia en un espacio público? Para figuras públicas, estos comentarios son una doble carga: no solo enfrentan juicios sobre su cuerpo, sino que deben lidiar con el impacto que esas opiniones generan en sus seguidores, a menudo jóvenes e impresionables.

Ariana Grande fue víctima de comentarios sobre su cuerpo durante su reciente aparicón. Fuente: (Instagram)

Lo que parece una “advertencia” se convierte rápidamente en una forma de perpetuar la vigilancia social sobre el cuerpo, algo que, según expertos, tiene más probabilidades de dañar que de ayudar. Estudios sobre desórdenes alimenticios confirman que este tipo de comentarios pueden reforzar comportamientos dañinos en quienes ya enfrentan inseguridades.

¿Y si simplemente dejáramos de opinar?

El problema, sin embargo, no reside solo en el acto de comentar, sino en lo que representa: un sistema cultural obsesionado con los cuerpos. Hemos internalizado la idea de que la apariencia define valor, y eso nos lleva a examinar y juzgar tanto el cuerpo propio como el ajeno.

Es fácil caer en la trampa de juzgar a celebridades. Son espejos distorsionados de nuestros propios complejos: encarnan estándares de belleza inalcanzables mientras aparentan que su vida es fácil. Pero señalar sus “fallas” no hace que nos sintamos mejor; simplemente perpetúa el ciclo de vigilancia y vergüenza.

Ariana Grande. Fuente: (Instagram)

Emma Specter, autora y activista, propone algo radical: dejar de hablar de los cuerpos de los demás. No se trata de ignorar problemas reales como la gordofobia o los desórdenes alimenticios, sino de cambiar el enfoque hacia la lucha contra las estructuras que los perpetúan.

Hablar menos y reflexionar más podría ser un buen punto de partida. Porque al final del día, lo que necesitamos no es más juicio disfrazado de empatía, sino un poco más de humanidad.

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