Cuidar a nuestro organismo para mejorar nuestra salud es un desafío que, de una u otra manera, afrontamos día a día. En ese sentido, debemos mencionar que tenemos una infinidad de herramientas, como cambiar nuestra alimentación o comenzar a hacer ejercicio. Todo esto, en definitiva, se vincula con nuestra esperanza de vida.
La esperanza de vida de las personas, sin dudas, está determinada por una infinidad de factores. Pero, en particular, hay uno que es muy relevante: la actividad física para el combate del sedentarismo. ¿A qué nos referimos? ¿Cuán determinante es esta cuestión? ¡Veámoslo a continuación!
La caminata, clave para el aumento de la esperanza de vida
Según un reciente estudio, realizado en la Universidad de Leicester y publicado en la revista ‘Journal of Sport and Health Science’, el sencillo acto de caminar puede ser fundamental para esta cuestión. En particular, para las personas mayores a 60 años, 10 minutos diarios de caminata enérgica tienen increíbles efectos de cara a extender la longevidad. ¡Con ese sencillo cambio, podría sumarse hasta un año y medio de esperanza de vida!
Esta investigación, realizada con la base de datos médicos Biobank del Reino Unido, ha arrojado increíbles resultados, indicando que la diferencia de salud entre una persona inactiva y una que realiza al menos un poco de actividad física a diario es notable. En definitiva, se trata de una propuesta de combate al sedentarismo.
Otros hábitos a tener en cuenta
Sin embargo, la caminata no es lo único a considerar con el objetivo de mejorar nuestra esperanza de vida, ni en la juventud ni en la avanzada adultez. Por un lado, hay que decir que los 10 minutos propuestos son sólo un mínimo, y es recomendable, de ser posible, realizar una actividad más intensa.
Pero, por otra parte, hay que tener en cuenta factores múltiples. Asistir regularmente al médico para controlar nuestro organismo es un asunto clave. Pero, también, hay cuestiones que podemos mejorar en nuestro propio hogar, como, por ejemplo, al implementar una dieta saludable y equilibrada. ¡El cambio para mejorar nuestra esperanza de vida está en nuestras manos!
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