Siempre se ha hablado de la creatividad como un acto de valentía, como una travesía hacia lo desconocido. Pero, ¿qué pasa si el verdadero obstáculo no es la zona de confort, sino uno mismo? Rick Rubin, el icónico productor musical, nos invita a pensar diferente: a quitar de en medio todo aquello que nos detiene.
El arte de quitarte a ti mismo del camino
La creatividad no es tanto sobre dónde estamos, sino sobre cómo somos en el momento. No importa si es en un escritorio ordenado, en una montaña, o incluso en pijama. Lo que importa es dejar de lado el ruido, las autoimposiciones y aprender a fluir con el momento, sintiendo cada instante como una oportunidad.
Creatividad como forma de vida
Rubin lo dice claro: la creatividad es una manera de estar en el mundo, una consciencia constante. Es caminar con los ojos abiertos, notar cosas que otros pasan por alto, y estar siempre listo para tomar notas mentales, esbozar pensamientos o captar ideas al vuelo. La creación se convierte en un estado de ser, no en un evento. Así, dentro de la zona de confort, en un ambiente que conocemos, podemos encontrar un terreno fértil. Es más, ¿por qué no construir rituales que nutran nuestra creatividad? Desde un té en la mañana hasta una caminata, los hábitos que nos traen calma pueden abrir puertas a nuevas ideas sin necesidad de forzarnos a “salir” a ningún lado.
La comodidad no es enemiga de la innovación
Quizá una de las ideas más revolucionarias sea olvidar las reglas. Las reglas nos hacen caminar en círculos, nos llevan a hacer lo que todos ya hicieron. Queremos crear cosas excepcionales, ¿no? Entonces, olvidemos las convenciones. Si piensas que solo puedes pintar sobre un lienzo estirado sobre un marco, ya limitaste lo que es posible. Y lo mismo pasa con todas las disciplinas: sin darnos cuenta, seguimos normas invisibles que en realidad no aplican. Innovar no significa seguir la corriente, significa tener la libertad de imaginar lo inimaginable, desde el espacio que conocemos y que hemos hecho nuestro.
Acepta la zona de confort como una herramienta creativa
La “zona de confort” es un concepto que ha sido malinterpretado durante mucho tiempo. No se trata de rechazar lo que nos es familiar, sino de ver la familiaridad como una plataforma para descubrir lo desconocido. En vez de forzarnos a tomar el camino más difícil, podemos aprender a estar presentes y atentos, dentro de ese espacio que nos sostiene. Después de todo, no sabemos cuándo aparecerá la próxima gran idea, el siguiente gran proyecto o la chispa que lo desencadene todo. Así que quédate donde estás, pero estate listo. Deja que el mundo te hable, y tú simplemente escucha.