Las relaciones de pareja son algo muy complejo. Si bien estas se inician con la ilusión de que todo fluya de manera natural, el camino hacia una relación satisfactoria y duradera requiere más que tener buena voluntad. En este contexto, la técnica de Japón conocida como Shu-Ha-Ri se presenta como una herramienta valiosa para cultivar y mantener una conexión sólida entre las parejas.
Este enfoque, originario de las artes marciales, sugiere un proceso gradual de aprendizaje y adaptación que puede transformar la dinámica de una relación. La primera fase, Shu, se centra en establecer una base firme. Aquí, las parejas deben definir y acordar los principios fundamentales que guiarán su relación. Cada miembro debe tener la oportunidad de expresar sus expectativas y límites.
En la etapa de Ha, las parejas comienzan a adaptar las reglas y principios establecidos a medida que surgen nuevas necesidades y circunstancias. Es un momento de flexibilidad y aprendizaje, donde se fomenta el diálogo para resolver conflictos y atender las demandas individuales de cada uno. Este proceso de adaptación no significa abandonar los cimientos originales, sino más bien personalizar la relación de acuerdo a lo que funciona para ambos.
Finalmente, la fase Ri representa la culminación de este proceso. Aquí, las parejas han internalizado tanto los principios iniciales como las adaptaciones realizadas a lo largo del tiempo. Esto les permite interactuar de manera intuitiva, anticipándose a las necesidades del otro y creando una relación fluida y sin esfuerzo. En esta etapa, los retos se abordan con confianza, y la relación se nutre de una comprensión profunda y un compromiso mutuo.
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