Un vistazo rápido a Instagram, y es difícil ignorar cómo la espiritualidad parece haberse convertido en otro accesorio de lifestyle. Entre fotos de meditaciones en la playa, cristales perfectamente alineados al lado de una taza de té matcha, y poses de yoga frente a paisajes alucinantes, la espiritualidad ahora viene acompañada de filtros y hashtags como #SelfLove, #HealingVibes y #ManifestingDreams. ¿Pero cuándo pasó todo esto de ser una práctica íntima y personal, a una tendencia de marketing más?
Parece que en algún momento, la búsqueda genuina del bienestar y el crecimiento personal se encontró atrapada en el engranaje de la industria del lifestyle, un mundo donde todo es vendible. La espiritualidad, antes vinculada a prácticas profundas y comunidades, se está convirtiendo en un accesorio más en la identidad digital. Los valores de mindfulness, la introspección y la conexión espiritual se han empaquetado en un ideal visualmente atractivo, pero a menudo superficial, donde la profundidad de las prácticas espirituales se diluye para que puedan ser consumidas en píldoras de contenido visual de 30 segundos.
Claro, la espiritualidad siempre ha sido diversa y ha encontrado nuevas formas de expresión en cada generación. Pero ahora, lo que alguna vez fue una exploración personal se ha integrado en el mercado de influencias, casi tanto como cualquier producto de lujo. Incluso los términos como “auto-cuidado” o “crecimiento personal” se han desvirtuado para vender más bien la imagen de un estilo de vida que de una vida consciente. Lo espiritual se ha diluido en una versión comercial que puede hacer que uno se pregunte: ¿Es este realmente el camino hacia el bienestar, o solo una nueva estrategia para vendernos algo?
La espiritualidad, en su esencia, se trata de la conexión con algo más allá del ego. Sin embargo, la versión que inunda las redes parece, en muchos casos, nutrir exactamente lo opuesto: la construcción de una identidad pública que sigue respondiendo a las reglas de consumo. Si tu espiritualidad se mide en la cantidad de likes que obtiene tu último post meditando al amanecer, ¿realmente estás buscando algo más profundo o solo validación social?
El riesgo es evidente: cuando la espiritualidad se vuelve otra "moda" más, pierde su autenticidad. Y aunque es cierto que plataformas como Instagram han permitido que más personas accedan a ideas y herramientas de crecimiento personal, también es cierto que esas mismas ideas se han vuelto mercancía en el proceso. Nos encontramos en un punto donde el crecimiento personal ya no es solo algo que se vive, sino algo que se vende.