¿Alguna vez habéis sentido que con el simple hecho de estar escuchando buena música durante un buen rato vuestro ánimo y vuestra energía han cambiado? Aunque parezca sorprendente, esto es algo normal, y, de hecho, puede ser explicado por la ciencia. La música no es un medicamento, pero en algún punto se le parece bastante, pues tiene efectos diversos e importantes en nuestro organismo.
Al nivel de la mente, los efectos de la música son concretamente positivos. Según explica la ciencia, al escuchar canciones de manera regular, estamos potenciando nuestra memoria, pues esa actividad lleva a la activación y la ejercitación de varias zonas de nuestro cerebro. Se trata, en definitiva, de una gimnasia neuronal. A la vez, la música alegre puede aumentar nuestro optimismo, y así, protegernos del envejecimiento de nuestro cerebro.
Pero, según explica la ciencia, aún hay más. El efecto relajante que tienen ciertas melodías puede contribuir a reducir la ansiedad y también a combatir los dolores de cabeza. Incluso, un estudio realizado en Nueva Orleans por la Sociedad Estadounidense de Hipertensión ha ido más allá y se ha animado a postular que media hora diaria de música clásica puede ayudar a reducir la presión arterial. Y, por supuesto, no hay que dejar de mencionar la musicoterapia, el más avanzado y estudiado entre los usos terapéuticos de la música.
Como se puede ver, la ciencia es clara al subrayar los efectos que la música tiene sobre nuestro organismo. Con respecto a la pregunta planteada, no caben dudas de que sí, nos hace bien. Por supuesto, todo en su justa medida: escuchar música jamás va a reemplazar a un medicamento, pero siempre es importante tenerla en cuenta y, por qué no, animarse a incursionar en nuevos estilos dentro de la misma.
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