Óscar Landa se ha convertido en el protagonista principal de Gran Hermano 19 y en el mayor candidato para hacerse con el título, al menos en estas primeras semanas del reality. Sin embargo, detrás de su figura existe una historia bastante más interesante de lo que podría suponerse a simple vista.
Lo primero que se conoce, y que se puede encontrar fácilmente, es que Óscar está graduado en Marketing y Comunicación, que es un apasionado de los caballos y que habla cuatro idiomas. También es evidente, como él mismo ha mencionado, que le gusta "la buena vida".
Lo más interesante de su perfil, sin embargo, es la frase con la que ha ingresado a la casa, asegurando que es "Un pijo de familia bien y arruinada". Si se inspeccionan sus redes sociales, al menos la primera parte de la oración queda en evidencia. Viajes, paseos, trajes de gala y autos antiguos, pueblan sus fotos en su cuenta de Instagram, destacándose especialmente la afición de Óscar por los coches que ya tienen sus años.
En lo que respecta a la segunda frase de esa afirmación, quizás se pueda ver reflejada en su hermana melliza, Isabel Landa. Más allá de que también tiene su afición por los caballos, que trabaja como reportera en Movistar (cubriendo las carreras del Hipódromo de Lasarte) y que ha sido participante de 'El Conquistador', lo que ya podría valerle un artículo aparte, lo cierto es que hay un dato en concreto que tira por la borda esa imagen de familia aristócrata llena de dinero que muchos podrían suponer.
Isabel Landa trabaja desde hace 10 años en los medios, es cierto, pero su trabajo oficial es el de conductora de autobús San Sebastián. Ella misma ha definido a esa profesión como su fuente de ingreso principal y lo que la ayuda a subsistir y "pagar la hipoteca".
A pesar de que no haya manera de comprobar qué tan cierta es la frase que ha sabido decir Óscar al momento de ingresar a la casa de Gran Hermano, estos datos dejan claro que se trata de una vida normal, como la de cualquier persona, que debe trabajar de lo que pueda para subsistir. Una realidad que no hace más que acercar al participante al público que tanto lo quiere.