Hace ya un año que la reina Isabel II de Inglaterra pasó a la inmortalidad. La noticia del deceso de la monarca generó conmoción a lo largo y ancho del mundo, no sólo por su implicancia en la política mundial y el comando a toda una nación que la veneraba, sino también por rasgos de su personalidad que la convertían en única. Lejos de enseñar una imagen rígida y sobria, algunas acciones se salieron de los protocolos reales por lo que, en IberoShow, desplegaremos los momentos más divertidos de una personalidad emblemática del siglo XX.
Antes de ser reina, Isabel II ocupó el cargo de princesa. Pero sus años en este puesto fueron escuetos, la repentina desaparición física de su padre la llevó a heredar el trono a temprana edad llevando consigo la mayor misión: comandar la monarquía de su país y desplegar ordenes en su pueblo. Sin embargo, siempre tenía una sonrisa a merced de sus allegados y seres queridos como así también para sus súbditos.
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Kate Middleton, la esposa del nieto de Isabel II, era una de las personas que jamás se separó de su lado. Debido a su avanzada edad, Su majestad debía tener alguien de su confianza que la acompañe en sus actividades y rutinas de agenda, por lo que juntas desplegaron una complicidad que las volvió compinches. Las carcajadas están a la vista: la dueña del trono y la Princesa de Gales parecían uña y carne. Asimismo, en cada viaje que emprendió en sus últimos años de vida, se podía ver a la monarca plasmar caras de asombro ante situaciones disparatadas como por ejemplo tener frente a sí a un imponente pez espada, como así también sus ojos llenos de curiosidad y asombro cada vez que visitaba algún país y conocía su cultura.
La reina Isabel II sorprende con su espontaneidad
A diferencia de los estrictos protocolos de conducta, la reina Isabel II tenía como misión pararse en los grises de su contrato con la corona británica. Algunos comportamientos llamaron la atención de los paparazzis que siempre estaban al pendiente de sus gestos. Por tal motivo, aunque siempre impuso una conducta ejemplar y digna de imitar, a la reina se la pudo ver de lo más humanizada, comportándose como un ciudadano más, aunque con los beneficios de pertenecer a las familias más importantes a nivel mundial. Las fotografías están a la vista.