Joaquín Sabina siempre ha expresado el cariño que tiene por sus hijas, algo que se refleja en las más bellas canciones que les ha dedicado durante su carrera. En alguna oportunidad, el cantautor confesaba su intención de no hacer diferencias entre ellas, por lo que decidió componer un tema para cada una, siendo 'Ay Rocío' y 'Ay Carmela' algunas de las más recordadas (aunque no las únicas).
Una de las referencias más conocidas que el cantante hizo sobre sus hijas se encuentra en la canción 'A mis cuarenta y diez', perteneciente al álbum '19 días y 500 noches' de 1999. En ella, Joaquín Sabina canta: "Y, cuando a mi Rocío le escueza el alma y pase la varicela / y un rojo escalofrío marque la edad del pavo de mi Carmela, / tendrán un mal ejemplo, un hulla pop y un D'Artacán que les ladre / por cada beso que les regateó el fanfarrón de su padre".
Aunque Carmela y Rocío decidieron mantener sus apellidos paterno y materno, Joaquín Sabina ha llegado a confesar que les propuso cambiar sus nombres, pero ambas rechazaron la idea de manera categórica. A pesar de tener una vida vinculada con el arte, las hijas del cantante prefieren mantener un perfil discreto y no ser conocidas simplemente como "las hijas de".
Con el paso del tiempo, el esposo de Jimena Coronado decidió dedicarle una canción específica a cada una de sus hijas. La primera en recibir esta distinción fue Rocío. La canción 'Ay Rocío' forma parte del álbum 'Alivio de luto' de 2005 y retrata cómo Sabina ve crecer a su pequeña, "con la baba mojando zaguanes". Más tarde, en el álbum 'Vinagre y rosas' de 2009, Joaquín hizo lo mismo con su hija mayor, dedicándole la canción 'Ay Carmela' con versos como "y desampararte es jugar a los fuegos de azar del olvido".
Las verdaderas musas de Sabina
Sin embargo, en ocasiones se las puede ver junto a su padre y hasta hablan de él en entrevistas. Carmela, quien es productora, incluso estuvo a cargo de la dirección del videoclip 'Lo Niego Todo', donde ambas hicieron un cameo en la escena del tren, siendo Carmela la que aparece leyendo el diario. Así, las canciones de Joaquín Sabina se convierten en un legado de cariño hacia sus hijas, quienes a su vez han manifestado su admiración y colaboración en diferentes proyectos junto a su talentoso padre.