El éxito no es igual a la felicidad. Eso Concha Velasco lo sabía perfectamente. La difunta popular actriz dejó una huella en el corazón de los espectadores que se deleitaron con su talento frente a cámaras. Sin embargo, cuando se apagaban, la esperaba una vida llena de desilusiones y padecimientos amorosos. "Malquerida", así se hacía llamar la multifacética artista quien debió acostumbrarse a un vivir sin hallar a un hombre que la valore y la respete como se merecía.
Desde pequeña, Concha Velasco quería dedicarse al arte. A temprana edad comenzó sus estudios de danza haciendo su primera participación sobre los escenarios a los 14 años. Llamativamente, la presentadora televisiva se dio a conocer con un nombre artístico que distaba mucho al que la identificó en toda su carrera: Lucrecia Velvar. No obstante, fue en la película ´El bandido generoso´ cuando interpretó un breve papel con el pseudónimo Concha o Conchita. Pero, mientras su fama iba en ascenso, su vida privada le comenzó a pesar.
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Engañada por la clandestinidad de su popularidad, Concha Velasco mantuvo un romance oculto con el director José Luis Sáenz de Heredia que duró más de una década. Con el productor que era 28 años mayor que ella, la cantante tuvo un romance que duró más de una década siendo su primera desilusión. "Fue mi maestro en los platós y un hombre que no me quería tanto como yo a él", confesó en una entrevista televisiva. Pero este fracaso en el plano privado no le quitó las esperanzas. Años más tarde conoció al intérprete Juan Diego con quien protagonizó la obra ´Llegada de los dioses´, aunque otra vez iba a vivir un desamor: "Fue fundamental en mi vida. Por un lado, no estaba casado, pero, por otro, no quería formalizar la relación por su ideología".
El hijo extramatrimonial de Concha Velasco
En 1976 Fernando Arribas se transformó en una de las personas que más le ha marcado la vida a Concha Velasco. Fruto de ese romance clandestino -debido a que el fotógrafo estaba casado- nació Manuel. Nadie conoció la verdad hasta 2021, cuando el artista dejó este mundo, pero su primogénito ya sabía su identidad desde mucho antes. Pese a que en 1979 parecía haber hallado el cariño de un hombre, Concha se casó con Paco Marsó y tuvo a su segundo hijo Fernando. Otra vez las adversidades y los tormentos se hicieron presentes. "Soy tan vanidosa, tan coqueta y he amado tanto, que me resulta imposible volver a hacerlo", aseguró en una declaración pública que la llevaron a sellar su corazón para siempre. A causa de estos pesares, la televisiva intentó atentar contra su vida al escuchar que su expareja sostenía en público que "nunca la quiso". Pero, por obra del destino, el montón de pastillas que se tragó no cumplieron efecto cuando un programa de humor la ayudó a no ser hospitalizada. "Buenafuente me salvó la vida". Desde ese entonces, se aferró a sus herederos y a su nieto Samuel que se convirtieron en su razón de ser.