Lucir un rostro radiante comienza con la elección de la base de maquillaje adecuada. Sin embargo, este proceso puede ser un desafío para muchas personas. El primer paso para encontrar la base perfecta es determinar tu tono de piel. Un dato interesante es que existen tres categorías principales de tonos de piel: cálido, frío y neutro.
Para descubrir cuál es tu tono de piel solo debes observar las venas en el dorso de tu muñeca. Si son de color verde, tienes un tono cálido; si son azules, eres de tono frío; pero si son un poco de ambos, eres de tono neutro.
Una vez que conozcas tu tono de piel, es importante entender tu subtono. ¿Sabías que incluso dos personas con el mismo tono de piel pueden tener subtonos diferentes? Esto determina cómo la base se verá en tu piel. Los expertos recomiendan probar la base en la línea de la mandíbula y observar a la luz natural para asegurarte de que coincida con tu tono y subtono.
Cabe destacar que la textura de tu piel también influye en la elección de la base. Si tienes piel seca, opta por una fórmula hidratante; pero si tu piel es grasa, deberás buscar bases mate. Además, considera tus necesidades específicas de cobertura. ¿Quieres una cobertura ligera para un aspecto natural o una cobertura completa para ocultar imperfecciones? La elección de la base perfecta implica equilibrar todos estos factores para lograr un aspecto impecable que realce tu belleza natural.