Rondaban el fin de los años 1960 cuando una joven Isabel Preysler abandonaba su ciudad natal Manila, para instalarse en nuestro país, precisamente en Madrid en casa de sus tíos. El objetivo de la joven era estudiar Secretariado Internacional, aunque eso no demoró en cambiar. Todo sucedió cuando la muchacha conoció a Julio Iglesias en una celebración de unos amigos comunes y lo dejó todo por él.
La boda de Julio Iglesias e Isabel Preysler se llevó a cabo en 1971 y desde allí la socialité es considerada la "reina de corazones". En lo que a romances respecta, la madre de Tamara Falcó, luego de Julio Iglesias, conocería a Carlos Falcó Marqués de Griñón; luego a Miguel Boyer y, su última pareja, Mario Vargas Llosa con quien no terminaron el romance en muy buenos términos.
Y así tal como ha ido cambiando sus estados civiles, ha ido cambiando su rostro, no sólo por el paso natural del tiempo. Sino que Isabel Preysler también se ha sometido a muchas cirugías para retrasar un poco el envejecimiento. Es por ello que en muchas oportunidades ha recibido críticas, pues su apariencia nada tiene que ver con aquella muchacha que llegó a nuestro país en busca de sueños por cumplir.
La evidencia del cambio de Isabel Preysler
Cabe mencionar que los cambios físicos de la socialité se comenzaron a hacer evidentes a fines de los años 90 cuando inició a hacerse los retoques estéticos y se notaron. En la época en la que su rostro empezó a cambiar, la madre de Tamara Falcó rondaba los 40: hoy tiene 73 años. Según lo que dicen expertos, la expareja del nobel pasó por varias intervenciones; pudo haberse quitado las bolas de bichat, también hacerse liftings faciales y de cervical, rellenos en pómulos, bótox y rinoplastia, por lo que se calcula una inversión de no menos de 50.000 dólares.