La familia Grimaldi, conocida por su glamorosa vida en Montecarlo, cuenta con varios refugios donde pueden desconectar de la actividad institucional del Principado de Mónaco. Entre estos, destaca el Château de Marchais, un castillo histórico en el noroeste de Francia que se ha convertido en el santuario favorito de la princesa Charlène de Mónaco.
Un Retiro Histórico y Moderno
El Château de Marchais, situado en un pintoresco pueblo de apenas 400 habitantes cerca de la frontera belga, ofrece un entorno idílico y una ubicación privilegiada para que la princesa Charlène se aleje de la frenética vida oficial. Este castillo, seis veces más amplio que el propio Principado de Mónaco, proporciona un espacio sereno, ideal para la relajación y recuperación de la princesa.
No es solo un refugio moderno; el Château de Marchais está cargado de historia y ha sido parte de la vida de la familia Grimaldi durante décadas. En los años ochenta, el príncipe Rainiero de Mónaco estableció una especie de zoológico en los terrenos del castillo, subrayando la conexión de la familia con la naturaleza y los animales. Además, la finca ha sido un lugar de descanso para otros integrantes de la familia, como la princesa Estefanía, quien alojó a sus elefantes rescatados en la finca de Roc Agel.
Charlène y su Necesidad de Desconexión
Charlène de Mónaco ha enfrentado momentos difíciles, incluyendo un complicado regreso de Sudáfrica. Durante estos períodos, el Château de Marchais se ha convertido en el lugar perfecto para que la princesa se aleje de las presiones y responsabilidades de la realeza monegasca. Según se ha informado, Charlène adora especialmente pasar los fines de semana en este castillo, donde puede encontrar la paz y el descanso que necesita.
Además de ser un refugio personal, el Château de Marchais tiene un valor estratégico para la familia Grimaldi. Su ubicación, a pocos kilómetros de la frontera con Bélgica y rodeado de naturaleza, lo convierte en un lugar ideal para mantener la privacidad y la seguridad de la familia. Este emblemático castillo, con su vasta extensión y su entorno tranquilo, sigue siendo un símbolo del legado y la historia de los Grimaldi, mientras ofrece a Charlène un espacio para su bienestar y recuperación.