Jóvenes normales, con rutinas iguales a las de cualquier otra, con aspiraciones y deseos ordinarios, un día se cruzaron con un príncipe europeo y el rumbo de sus vidas cambió drásticamente para siempre. No obstante, es necesario destacar que, por mucho cuento de hadas que se quiera contar, no todas estas historias han terminado con finales felices.
Letizia Ortiz
Antes de ser la reina de España, Letizia Ortiz era una periodista que se desempeñaba en televisión como reportera y presentadora de informativos. En noviembre del 2011, el palacio de Zarzuela anunció el compromiso del entonces príncipe Felipe de Borbón con la periodista, para la sorpresa de todos.
Esto causó revuelo porque se trata de la primera vez en la historia de la dinastía española que un príncipe no se casaba condicionado por la razón del Estado y con las limitaciones que imponía el privilegio de su nacimiento. Felipe rompió las reglas y eligió una esposa que no solo era plebeya, sino también divorciada.
Mette-Marit Tjessem Höiby
Matte-Marit Tjessem Höiby era una madre soltera con un hijo de 5 años, fruto de un vínculo extramatrimonial con un hombre que vivía una vida fuera de los márgenes de la ley. Un día, conoció al Príncipe Haakon Magnus y su vida cambió para siempre.
Se casaron en 2001, protagonizando la boda más polémica de las familias reales actuales. A pesar de todo, muchos integrantes de diversas Casas Reales europeas respaldaron la unión y asistieron a la celebración en Oslo. Incluso, el Obispo de la ciudad, le dio el visto bueno al matrimonio porque la personalidad de Matte-Marit Tjessem Höiby humaniza y representa mejor el modelo familiar de la Noruega de este siglo.
Diana Spencer
A fines de los 80 comenzó a correr el fuerte rumor de que el Príncipe Carlos había elegido por fin a quien sería su esposa. Una muchacha de aspecto inocente, con cabello rubio y unos cautivantes ojos grises, atractiva y distinguida: Diana Spencer.
En febrero del año siguiente, el palacio de Buckingham anunció el compromiso de la pareja. Según trascendió, Carlos eligió a Diana por ser la hija del octavo conde de Spencer, lo cual la volvía digna de acceder al trono británico.
No obstante, la de Diana no fue una historia de cuentos, ya que Carlos nunca estuvo verdaderamente enamorado de ella, su amor era Camilla Parker. Engaño a la princesa de Gales con Camilla durante mucho tiempo hasta que decidieron ponerle fin a su matrimonio. Tiempo después, Diana sufrió un tremendo accidente en París que se cobró su vida.
Mary Donaldson
Mary Donaldson se casó con el Príncipe de Dinamarca, Federico, en el 2004. Antes de eso, era una simple joven australiana licenciada en Ciencias Económicas que ejercía en su país natal la abogacía.
Como era de esperarse, el enlace entre Mary y Federico no estuvo exento de polémica. Dos meses antes del casamiento, la capital de Dinamarca amaneció empapelada con la cara de Donaldson y el siguiente texto: “El mismo trato de princesa para todos los inmigrantes”. La protesta se basaba en el hecho de que la australiana, consiguió, sin otro mérito más que esposar al Heredero al trono, la nacionalidad danesa, algo que muchos inmigrantes tratan de conseguir durante años, sin éxito.
Máxima Zorriegueta
La argentina Máxima Zorriegueta era una joven de 30 años con una vasta experiencia profesional en el sector de la economía y la banca internacional. Se egresó de Ciencias Económicas en la UCA (Universidad Católica Argentina) y con tan solo 25 años se mudó a Nueva York, donde trabajó para reconocidas entidades financieras.
En un viaje a Sevilla, España, conoció al entonces Príncipe Guillermo Alejandro de Orange y el resto es historia.
No obstante, como otros casos ya citados, el matrimonio también estuvo inmerso en la polémica, debido a que el padre de Máxima, Jorge Zorrigueta, fue ministro de Agricultura durante el gobierno de facto del general Videla, y apoyó la toma del poder ilegítimo por parte de los militares. Por ese motivo, Máxima debió aceptar que sus padres no se hagan presentes en su boda.
Charlène Wittstock
En el 2009, Charlène Wittstock irrumpió en la realeza al contraer matrimonio con Alberto de Mónaco, el príncipe 20 años mayor que ella. Se casaron el 30 de junio de 2011, y la ahora princesa tuvo que firmar un acuerdo prematrimonial en el que se comprometía a estar casada con Alberto 5 años y, en ese tiempo, darle un heredero al trono.
La familia de Charlène era humilde. Su padre tenía dos trabajos y su madre conseguía ingresos extra como profesora de natación. Ella, desde muy joven se dedicó al mismo deporte de forma profesional, convirtiéndose en una prometedora nadadora olímpica que ganó tres medallas de oro y una de plata en el campeonato de África de 1999. En el 2002, en los juegos de la Commonwealth ganó la medalla de plata y fue parte del equipo olímpico que representó a Sudáfrica en los Juegos de Sidney del 2000. Allí conoció a Alberto II.
Camilla Parker-Bowles
Este quizás sea el matrimonio más polémico debido a lo que hemos contado anteriormente sobre el casamiento de Carlos con Diana a pesar de estar enamorado de Camilla. A través de un documental en la tv británica, en 1994, Carlos reveló al pueblo que había engañado a su esposa con Parker-Bowles.
Dos años más tarde, Diana aceptó la sugerencia de la reina Isabel II y se divorció de Carlos con ciertas condiciones económicas. En el 2000 la reina, a pesar de su negativa, recibió a Camilla a almorzar para celebrar el cumpleaños 60 de Constantino de Grecia.
En el 2002 la iglesia anglicana levantó la prohibición de bodas entre divorciados y tres años después, Carlos y Camilla se casaron en una ceremonia civil en el castillo de Windsor. No obstante, Camilla no obtuvo el título de princesa de Gales, sino el de duquesa de Cornualles. Tampoco es reina, sino princesa consorte con tratamiento de Alteza Real.
Silvia Sommerlath
En 1976, la Casa Real de Suecia anunció que el rey Carlos Gustavo XVI se comprometía en matrimonio con Silvia Sommerlath, la hija de un comerciante de Munich. En aquel momento, en dicho país existía la ley morganática que prohibía a los príncipes casarse sin el consentimiento del rey y los apartaba de la corona en caso de contraer un matrimonio morganático. No obstante, esa ley nada decía del propio rey. Esto le permitió a Carlos Gustavo contraer matrimonio sin faltar a la Constitución de su país.
Kate Middleton
Este si fue el verdadero cuento de hadas. En un país que aún sufría la pérdida de Lady Diana, el noviazgo de William y Kate fue un bálsamo. Kate, una joven de clase media alta, guapa, elegante, sencilla y recatada, se volvió la joya preciada de los medios, quienes no dudaron dos segundos en compararla con la madre de William.
No obstante, algo diferenciaba a Kate de su suegra: no era tímida ni insegura, se enseñaba con mucha confianza en sí misma y se movía con seguridad. Además, a diferencia de Diana y Carlos, William y Kate se enseñaban cariñosos, unidos y compañeros. Esto hizo que Kate fuera muy bien recibida por el pueblo, y día a día, su estima como duquesa de Cambridge y futura heredera al trono no para de crecer.
Sonia Haraldsen
Sonia Haraldsen, una huérfana de un fabricante de prendas que peleó toda su vida hasta construir una fuerte industria en la que ella misma trabajó hasta pocos días antes de su boda con el príncipe heredero de la corona noruega, Harald, en 1968.
Los dos, de la misma edad, se conocieron en una fiesta diez años antes. Luego, Harald invitó a Sonia a su fiesta de graduación y allí, un paparazzi, les tomó una foto que recorrió el mundo. Esto tuvo como resultado que el Gobierno de noruega de entonces vetara una posible boda.
Entonces, Harald anunció públicamente que si no le dejaban casarse con Sonia, se quedaría soltero, lo cual implicaba que la monarquía del país no continuara, ya que para eso se requería un heredero varón. Además, sus dos hermanas ya habían desposado con hombres no pertenecientes a la nobleza ni a familias reales. Meses más tarde, el Gobierno accedió al casamiento. La ceremonia se llevó a cabo en la catedral de la capital de Noruega.
Grace Kelly
Grace Kelly era una estrella de Hollywood reconocida y codiciada cuando se casó con el príncipe Rainero III de Mónaco. La prensa entonces los apodó como los más glamourosos de Europa debido a que el principado de Mónaco siempre se presentó como sinónimo de lujo, belleza y diversión.
A pesar de que las Grimaldi no veían con tan buenos ojos a Grace Kelly, la vida de la artista no fue tan mala. No obstante, las cosas no terminaron bien para la actriz. En 1982 protagonizó un fuerte accidente de tránsito que le costó la vida.