En los últimos meses, luego de que se conocieran los problemas de salud de Kate Middleton y el rey Carlos III, mucho se ha especulado con un posible acercamiento del príncipe Harry y Meghan Markle a la familia real británica. En ese sentido, desde hacía varias semanas se apuntaba el 8 de mayo como una fecha clave, pues se celebraban los Juegos Invictus, motivo por el cual el hijo menor del monarca volvería a la ciudad de Londres. Pero, ¿de qué manera sucedió esto?
Como es sabido, efectivamente, el príncipe Harry viajó a la capital británica para celebrar el 10° aniversario de esta competición, haciéndose presente en el evento. Allí, todo marchó sobre ruedas, pero dos detalles sorprendieron a muchos: su esposa no lo acompañó, y él no se reunió ni con su padre ni con su hermano pese a la escasa distancia que los separaba. Pero eso no es todo.
Horas más tarde, Meghan Markle sí viajó hacia Nigeria para acompañar a Harry a promocionar la fundación Archwell, por lo que quedó en evidencia que no se quedaba en tierras norteamericanas por cuestiones de agenda, sino, concretamente, porque no quería ir al Reino Unido. La estadía de la pareja en el continente africano hizo base en el exclusivo Hotel Hilton, y, a partir de allí, realizaron todo tipo de actividades. ¡Un desplante contundente!
De esta manera, Meghan Markle y el príncipe Harry han sorprendido a la ciudadanía británica. Pese a los rumores de acercamiento que circularon intensamente durante las últimas semanas, todo parece indicar que, de momento, el vínculo entre los residentes en Estados Unidos y la familia real británica continúa frío. ¿Lo hubierais imaginado?
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