Uno de los sellos más distintivos de Rocío Carrasco, es el ave fénix que tiene en su espalda. El símbolo, que ella misma ha utilizado como fuerza de empuje para su regreso a los primeros planos, ha sabido acompañarla y se ha transformado en uno de los emblemas que la rodean. Un tatuaje que, por eso, va mucho más allá de ser un simple dibujo.
Quizás esa sea también, la mejor manera de lo que ha pasado con Rocío Carrasco en el último año. Tras una polémica medida de Mediaset, en la que no solo se decidía cortar vínculos con ella sino que se la prohibía nombrar en los programas de la cadena, y el posterior destierro de los medios que eso significó, la de Chipiona ha vuelto a renacer mediáticamente y vuelve a reclamar un lugar que, a la vista de los hechos, no había dejado de ocupar en la consideración de muchas personas.
En este reinventarse, por así decirlo, parece haber algunos puntos claves. El primero de ellos es su llegada a RTVE. La emisora no solamente le hizo un lugar como invitada en sus programas, sino que poco a poco le ha dado un espacio más protagónico, que se terminaría concretando con su fichaje a Bake off: famosos al horno.
Es en ese programa que llegó el segundo punto importante. Rocío Carrasco pudo dejar atrás la polémica (por mucho que han intentado buscarla) y enfocarse más en dejarse llevar, en ser “ella misma” frente a la cámara. Así, aunque los detractores no han dejado de cumplir su papel, la de Chipiona también ha registrado un enfoque completamente diferente y, a la vista de los hechos, ha llegado a nuevas personas, dejando claro que, a pesar de lo que muchos decían, el interés por ella sigue existiendo.
Hace poco se conoció la noticia de que sería una de las participantes de El Cazador Stars, el nuevo programa de RTVE. Si bien todavía falta la confirmación oficial, no deja de ser un hecho que reafirma que, tras lo sucedido, Rocío Carrasco ha encontrado una nueva casa televisiva y una nueva clave para resurgir en los medios, por mucho que hayan intentado vetarla.