El caso de Kate Middleton ha desatado un giro inesperado en el mundo de los tabloides británicos, que de repente se han convertido en defensores acérrimos de la versión oficial y guardianes de la verdad. Ante la desaparición mediática de Kate, ocasionada parcialmente por su diagnóstico, los tabloides han optado por guardar un silencio ensordecedor y proteger la opacidad del palacio real, algo inusual en medios que suelen alimentarse de chismes y escándalos reales.
El enfoque de los tabloides británicos ha dado un giro sorprendente, como lo prueba un caso del Daily Mirror que inicialmente se centró en la supuesta inestabilidad emocional de Kate, solo para cambiar repentinamente su enfoque hacia el príncipe Harry y Meghan. Esta estrategia periodística ha levantado sospechas entre los lectores, quienes han cuestionado la imparcialidad y la transparencia de la cobertura mediática.
Mientras tanto, la opacidad informativa sobre la baja de Kate ha resaltado la hipocresía del sistema mediático vinculado con la monarquía, así como el doble rasero empleado en la cobertura de Kate y William frente a Meghan y Harry. Esta situación ha generado críticas hacia los tabloides por su tratamiento dispar de ambas parejas reales, lo que ha evidenciado las contradicciones y los intereses detrás de la cobertura periodística.
El caso de Kate Middleton ha destapado una serie de conflictos internos y disputas de poder dentro de la prensa sensacionalista británica, arrojando luz sobre una red de intereses y agendas ocultas detrás de la cobertura mediática de la monarquía. En medio de estas develaciones, se ha puesto en entredicho la integridad y la objetividad de los tabloides británicos, especialmente cuando se ha desvelado su historial de manipulación de información y su complicidad con la casa real.