Debido al descubrimiento de frescos que datan de la época del renacimiento italiano en el Palacio de Mónaco, Alberto II abrió las puertas del mismo a la prensa. Detrás de varias capas de pinturas se encontraron 600 metros cuadrados de joyas de la historia del arte que están en proceso de restauración y recuperación.
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En una entrevista, el príncipe Alberto II confiesa haber sido sorprendido por la existencia de estas joyas escondidas. Los frescos, pintados en el siglo XVI por artistas influenciados por Miguel Ángel y Rafael, se encontraban en el Patio de Honor, la Galería de Hércules y la Sala del Trono del Palacio de Mónaco. Alberto II asegura que hay algo mágico en reencontrarse con esta parte de su historia que estaba olvidada y escondida, y que desde un punto de vista histórico y familiar, es muy interesante.
El proyecto de restauración, que se llevó a cabo de manera ecorresponsable y ética, duró más de lo esperado y afectó la vida del palacio. Alberto II y los responsables del proyecto decidieron hacerlo a fondo y de la forma más innovadora posible, aunque tuviera un impacto sobre el número de actos oficiales que tradicionalmente se celebran en los grandes apartamentos del palacio y los movimientos de la vida familiar. La preservación del patrimonio significa mucho para el príncipe y su familia.
¿Qué actitud tomó Charlène ante este nuevo proyecto en el palacio de Mónaco?
La princesa Charlène se mostró entusiasmada y feliz por el proyecto. Alberto II asegura que ella mostró su deseo de compartir la alegría familiar por esta hermosa obra. Los hijos de la pareja, el príncipe Jacques y la princesa Gabriella, también conocen la historia de los Grimaldi y del Principado y saben lo que significan estos frescos y retratos de sus antepasados. Con estos hallazgos, el príncipe aprendió mucho sobre la historia de los Grimaldi y su deseo de preservar un patrimonio que, con estos descubrimientos, cobra aún más valor.