A pesar de que han existido millones de artistas en el mundo, solo unos pocos logran convertirse en leyenda y marcar una diferencia, ese el caso de Julio Iglesias. A pesar de que lleva varios años alejado de los escenarios, sus canciones se siguen escuchando en cada rincón, sin duda el interprete logró construir un imperio con su talento.
Además de ser conocido por su estruendosa voz, durante su juventud, Julio Iglesias fue catalogado como un galán. No obstante, no sería sino hasta principios de la década de los 70 que el cantante se enamoraría de una importante aristócrata, Isabel Preysler y se dispondría a sentar cabeza en su compañía.
El cantante e Isabel Preysler se enamoraron a primera vista y en enero de 1971 decidieron casarse cuando ya se encontraban en la espera de su primer hijo. El embarazo antes del matrimonio no era bien visto por lo que la pareja decidió radicarse en Portugal para darle la bienvenida a Chábeli. En los años siguientes nacieron Julio José y Enrique.
A pesar de que parecían una familia feliz en 1978, la pareja firmó los papeles de divorcio. A pesar de que en su momento se atribuyó a la separación las constantes infidelidades de Julio Iglesias a su esposa, con el paso del tiempo el verdadero motivo salió a la luz. Isabel Preysler entendía a la perfección la profesión del interprete pero no estaba dispuesta a criar sola a sus tres hijos, mientras él se el viajaba alrededor del mundo, ni tampoco quiso seguirlo en sus giras.