Había mucho hermetismo alrededor de la presentación de Isabel Pantoja en América. Ella misma lo generó por no querer dar entrevistas a la prensa, ni de Argentina ni de España. Sin embargo, como siempre, arriba del escenario no defraudó. Alrededor de 5.500 personas disfrutaron de tres horas de show. La tonadillera le dedicó una canción a su madre, a sus nietos y dejó mensajes ocultos para sus hijos.
El concierto estaba pactado para las nueve de la noche, pero comenzó unos minutos después. Se supo que Isabel no quiso hacer prueba de sonido y se notó cuando comenzó el show. La tonadillera abrió cantando “América, América” de Nino Bravo. El público gritó, se paró y la aplaudió a más no poder. En las dos canciones siguientes, se la notaba incómoda con la música por que entró dos veces con el primer verso.
Sin embargo, como la profesional que es, Isabel Pantoja siguió adelante y como una directora de orquesta le marcaba los tiempos al maestro en el piano. En varias ocasiones hablaba con la iluminación para que manejaran las luces a su gusto. También les pedía a los músicos que dejen de tocar por momentos para poder cantar a capella. El público también respetaba esas canciones íntimas y solo se dedicaba a escucharla.
El público parecía ser parte de la orquesta manejada por Isabel Pantoja. Gritaban, cantaban y hacían silencios según la artista mostraba lo que quería. Pero también hubo momentos en que habló con ellos. En todo momento se mostró divertida, bromeó con el maestro al piano y con la cantidad de regalos que recibió desde las primeras filas. Entre ellos había hasta un vestido que la tonadillera agradeció mucho, un osito y muchísimas flores.
En dos ocasiones, Isabel Pantoja les cantó a personas del público mirándolos a los ojos. Una era una joven que no podía parar de llorar y la tonadillera le pidió que no lo haga porque la hacía emocionar. Otro era un muchacho que le gritó que soñaba con ella desde que tenía 17 años y la cantante bromeó con que mejor lo haga con mujeres de su edad. Incluso, cuando le gritaron que se quede a vivir en Argentina, ella manifestó: "Vente a vivir acá... ¡quién sabe!"
En varios momentos Isabel Pantoja se emocionó. Luego del gran aplauso del público tras su primera canción, cuando cantó “Era mi vida él” y cuando hablo de su familia. El tema “Hasta que se apague el sol” dijo que se lo dedicaba a sus nietos y no puedo evitar quebrarse. En otro momento, cantándole a la soledad, se la vio realmente angustiada. Se le puede atribuir al fallecimiento de su madre y a lo distanciada que está de sus hijos.
Isabel Pantoja usó tres cambios de vestuario. Durante casi todo el show lució un vestido morado con brillantes oscuros, una flor en la manga y mucho brillo. Dejó ver sus zapatos rosas y sus increíbles piernas cuando se lo levantaba para bailar. Luego, llevó una bata de cola roja con un abanico para hacer sus canciones flamencas. Tras despedirse, mientras el público le pedía que cantara una canción más, regresó al escenario con un traje azabache brillante.