Durante la emisión del último jueves, Rubén Sánchez Montesinos se convirtió en el segundo expulsado de la isla de 'Supervivientes'. La audiencia no acompañó al novio de Enrique del Pozo y, de esta manera, le hacía terminar su aventura en Playa Paraíso. Apenas se instaló en el hotel de regreso, el exconcursante gozó de un contundente desayuno y aprovechó para responder a las preguntas que la organización del reality le tenía preparadas.
Lo primero que ha hecho Rubén Sánchez Montesinos fue ponerle puntaje a su paso por 'Supervivientes': "No puedo ponerme un diez porque no estoy en la final, pero un ocho porque he demostrado que soy fuerte y he superado crisis...", argumentó el catalán de 40 años de edad, quien viene de haber vivido, durante dos semanas, como 'parásito' en la isla y de haber estado luchando por conseguir alimento mientras atravesaba la fase más crítica de la competencia.
El fisicoculturista abandonó con mucha tristeza el concurso, aunque también le dedicó palabras de agradecimiento a todos sus compañeros. Sin embargo, Sánchez reconoció que le hubiera gustado concluir algunos asuntos pendientes: "Se me ha quedado la espinita de no haber podido pescar, pero he cogido leña, he mantenido el fuego, he cocinado".
Asimismo, Rubén Sánchez tiene más que claro a quién de sus compañeros prefiere y con cuál no ha tenido afinidad: "Ainhoa es mi hermana y mi protegida, pero a Kiko Matamoros tengo que verle fuera del programa y ver si lo que me ha dicho es así, porque me ha dicho cosas muy fuertes", explicó en el desayuno. De esta forma, el novio de Enrique del Pozo finalmente vuelve a hacer su vida con normalidad tras su aventura en los Cayos.