Hay momentos en la historia de la moda que se vuelven realmente icónicos a medida que transcurre el tiempo. Muchos de ellos han transcurrido en la MET Gala, la cita más importante del año en materia de celebridades y moda internacional. Y la edición de 1996 no fue ninguna excepción: aquel año se homenajeaba a Christian Dior y la princesa Diana estuvo presente.
Un año antes de morir, Diana de Gales asistía por sorpresa a la velada, protagonizando uno de los momentos más comentados y a menudo recordados en la historia de Met. Si bien Lady Di solo asistió una vez a la Gala, se aseguró de dejar su marca. La princesa llegaba acompañada de una amiga y vestida siguiendo el tema con un vestido estilo camisola de seda azul marino con encaje negro a lo largo del escote y los tirantes, de la colección debut de Alta Costura de John Galliano para la casa, rematado con un capa de túnica.
Los accesorios fueron igualmente espectaculares: Diana visitó la icónica gargantilla de perlas y zafiros (esa de la que todo el mundo habla) y el bolso Dior con asa superior que finalmente llevaría su nombre: el Lady Dior. Según las anécdotas de aquella época, nadie esperaba la presencia de la princesa salvo por John Galliano y Anna Wintour, por lo que muchos se llevaron una gran sorpresa.
El slip dress azul oscuro con escote de encaje en tono azabache firmado por Galliano se volvió un clásico. No hay que hacer más que ver la boda de Brooklyn Beckham y Nicola Peltz para entender su impacto en la cultura pop y en la industria de la moda, cementando un look que hasta el día de hoy permanece en la memoria colectiva como una de las Met Gala más recordadas.