Ayer se dieron a conocer las primeras imágenes de la boda entre Borja Corsini y María Roiz de la Parra. El apellido de una de las familias aristocráticas de España volvió a ser noticia y el festejo una vez más fue evaluado por el ojo público. Pero detrás de lujos, buenos modales y buena presencia, ‘La Tribu’, como se le conoce al clan, está rodeada de misterios, escándalos políticos y una decena de empresas que aún no llegan a desvelarse de manera pública.
El poderío económico de los Corsini tuvo su inicio con Carlos Corsini de Senespleda, bisabuelo del recién esposado Borja. El empresario comenzó como diputado a Cortes por Tarazona, en una época en la que mucho no se discutía la presencia de los personajes aristócratas en la escena política nacional. A mediados del siglo XX fundó Corsan, una compañía constructora que más tarde heredó Jacobo Corsini Marquina, el abuelo de la actual Tribu.
En 2004 la constructora se vendió, tras sospechas de haber cometido ilícitos, entre ellos durante el franquismo. A partir de allí se hizo público el alcance del clan Corsini en las distintas facetas productivas de España y hasta en la política, en donde, por ejemplo, el tío de la condesa de Osorno, Miguel Corsini Freese, llegó a ser presidente de Renfer durante el mandato de José María Aznar.
Farmacéuticas, galerías de arte, terrenos cultivables, inmobiliarias, sicavs, serían algunas de las supuestas 20 empresas o sitios donde La Tribu tendría acciones, además de su llegada al poder, como en anteriores ocasiones. Vanity Fair aseguró que Miguel Corsini poseía una relación estrecha con el presente rey emérito, debido a sus nobles lazos familiares que provienen originalmente desde Italia.
Si bien, el clan Corsini mantiene un perfil bajo sobre sus inversiones, la más efectiva es prevalecer gracias a los matrimonios. Como hace más de cien años atrás, la relación entre la aristocracia y sus consecuentes bodas, aseguraron el patrimonio económico de largas generaciones. Claro está en la unión de Belén y Carlos Fitz-James Stuart, en donde más allá del amor entre ambos, el nieto de la difunta Cayetana de Alba se convirtió en uno de los herederos de extensiones de tierra tan grandes como la isla de Gomera. Hoy en día, La Tribu está conformada por un numeroso grupo familiar, en el que cada uno prima por proteger lo más preciado.