Finalmente está pasando, aquel momento que parecía imposible se encuentra cada vez más cerca. Joan Manuel Serrat se despide para siempre de los escenarios y, aunque queda el consuelo de que seguirá componiendo, si nos ceñimos a su promesa, se hace cada vez más difícil hacerse a la idea de que estos son, irremediablemente, sus últimos pasos sobre las tablas.
Esa misma nostalgia es la que invadió a las más de 12.000 personas que agotaron las entradas del WiZink Center de Madrid, para poder ver por última vez al cantante. Claro está que Joan Manuel Serrat devolvió esa confianza de la manera en la que mejor sabe hacerlo, brindándose hacia su público, contando las historias y las canciones que ha sabido forjar a lo largo de medio siglo de carrera.
Visiblemente emocionado, el de Poble Sec interpretó el repertorio que mejor conoce y que lleva adelante desde que inició esta última gira. Sin embargo, antes de hacerlo, brindó unas emotivas palabras que sorprendieron a todos. "Sepan que me estoy despidiendo de ustedes, de una ciudad que me ha dado tanto cariño, tanta complicidad. Me despido, pero lo hago con alegría, que quede claro que la alegría va por delante(…) He sido feliz, me han ocurrido cosas realmente maravillosas que difícilmente me hubiesen ocurrido si hubiese seguido el camino convencional y llegado, como mucho, a profesor adjunto en una universidad de provincia. ... Damas, caballeros, olvídense de la nostalgia que podamos arrastrar, la melancolía déjenla a un lado y súbanse a la moto que estamos a punto de arrancar, muchas gracias, buenas noches y sean felices", dijo.
Antes de que termine el 2022, Joan Manuel Serrat concluirá su última gira y, con ella, su historia sobre los escenarios. Es imposible que la melancolía y la tristeza no pueblen cada rincón de esa travesía, tal cual ha quedado inmortalizado en su discurso en Madrid, pero eso no significa que las mismas no puedan convivir con la alegría, con la tranquilidad de saber que, a pesar de todo, la felicidad siempre ha estado por delante.