En el famoso chalet construido en 1981 en la exclusiva urbanización de La Moraleja, también conocido como Montealto, Rocío Jurado vivió parte de su infancia y los trece años de su vida con su segundo marido, el torero José Ortega Cano.
Allí, la Jurado vivió sus momentos más felices pero también otros muy oscuros. La propiedad vio celebrar sus icónicos cumpleaños con cientos de invitados y también fue el lugar elegido en 2004 para convocar a los medios y anunciar que padecía una grave condición, que terminaría por llevarse su vida en el año 2006.
Se trata de un lugar muy querido tanto para los hijos de Rocío Jurado como para sus nietos, como Rocío Flores. Sin embargo, una de las últimas voluntades de la artista fue vender la casa para poder repartir ese dinero entre sus hijos. Dos tercios irían para su primogénita, Rocio Carrasco, el tercio restante a repartir entre sus otros dos hijos.
Al principio, un inversor quiso hacerse cargo, comprando la propiedad por una suma de unos cuatro millones de euros. Sin embargo, la crisis de 2008 azotaba y la vivienda acabó saliendo en subasta pública para, 10 años más tarde, fuera un banco el encargado de quedársela para intentar venderla.