Incluso antes de convertirse en una exitosa diseñadora, Carolina Herrera era famosa por su belleza, así como por su presencia en la alta sociedad, encabezando las listas de las mejor vestidas y cuyo retrato fue capturado por artistas de la talla de Robert Mapplethorpe y Andy Warhol.
Fue Diana Vreeland, la editora de Vogue que apodó a la hermosa rubia venezolana “la bombe”, quien animó a Herrera a seguir una carrera en la moda. De esta manera se sumergió en la escena del diseño en los albores de una industria que la convirtió en todo un ícono del lujo. Este legado continúa a través de sus hijas: Ana Luisa, Mercedes, Carolina y Patricia.
Carolina Adriana Herrera, de 51 años, es la tercera de las cuatro hijas de la venezolana y una de las más reconocidas: no solo por su papel dentro de la empresa, sino porque también es rostro de la compañía en uno de sus artículos más vendidos: Los perfumes. Hace dos décadas se convirtió en directora creativa de la división de fragancias de la marca. Es como su madre, una eminencia en el mundo de la moda.
Carolina Jr, como la llaman en el mundo de la moda, es famosa también por su vida romántica. Se divorció hace tres años del torero español Miguel Baéz, con quien tuvo a sus hijos Olimpia, de 15 años; Miguel, de 14 y Atalanta, de 11. En 2020, fue fotografiada junto al empresario argentino Francisco Bosch, compartiendo un día de playa en las costas de Ibiza.
La otra heredera es su hermana Patricia, de 46 años, tiene una vida privada un poco menos agitada. Se casó en el 2002 en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en Park Avenue, con el empresario Gerrit Livingston Lansing Jr. y tuvo tres hijos. Siguiendo los pasos de su padre, se desempeñó como editora de Vanity Fair hasta que decidió ingresar al negocio familiar donde se encarga de proyectos especiales y gestiona la presencia de la marca en el mundo digital.