El nombre de Rocío Jurado es poco menos que una leyenda de la cultura popular. Sus motes, como "la más grande" o "la insuperable" no son exagerados, sino que hacen honor a una artista que se ha transformado en un sinónimo de la copla andaluza, del flamenco y de la balada romántica, a punto tal que es imposible separarlos de ella. Sin embargo, pocos conocen su otra faceta: la actuación.
Así es, aunque parezca difícil de creer, la originaria de Chipiona tiene una trayectoria en el mundo del cine. Todo comenzó en 1963, con Los Guerrilleros, de Pedro Luis Ramírez, un drama histórico ambientado en la Córdoba de 1808, que narra la historia del coronel Tenardier. Tras ella, llegó Proceso a una estrella, de Rafael Salvía, en 1966, donde Rocío tomó un papel mucho más protagónico, interpretando a Rosa Lucena, una cantante de cabaret que es acusada del asesinato de su marido y tiene que probar su inocencia,
Tres años después, en 1969, protagonizó Lola, la piconera, de Fernando García de la Vega, donde interpretó a una cantaora gaditana que se enamora de un comandante del ejercito de Napoleón que quería conquistar España. A eso le siguió Una chica casi decente en 1971, donde hizo de hija de un estafador, y La querida, de 1976, en la que encarnó a una chica de pueblo que huye a la ciudad.
A estos títulos, hay que sumarles otros que nunca llegaron a España, como La zapatera prodigiosa, De España al cielo y Aquellos tiempos. Todas estas fueron filmadas entre la década del sesenta y setenta, en Argentina. Si bien pocas llegaron a los cines, por la última de ellas estuvo nominada a los Martín Fierro, el premio que se otorga a las producciones de televisión en aquel país.
El punto final de su carrera cinematográfica se puso en 1993, casi veinte años después de su anterior película. Fue La Lola se va a los Puertos, donde interpretó a una popular cantante Lola que parte junto a su guitarrista a Santúcar de Barrameda, para actuar en el tablao. Allí, ella se envuelve con un rico hacendado y su hijo, causando una gran tragedia familiar.
Así finalizó su aventura por el mundo del cine, que incluyó un total de nueve películas y hasta una nominación a un premio. Aunque ninguna de ellas fue muy conocida, ni bien criticada por los especialistas, sirven para demostrar lo multifacética que fue la gran Rocío Jurado.