Lisa Kudrow se hizo famosa en todo el mundo por su papel como Phoebe Buffay en una de las serie más importantes de todos los tiempos: Friends. De este personaje ingenuo, disparatado, auténtico y con una sabiduría de otro mundo, la actriz guarda el cariño que aún se despierta por su personaje en todo el mundo. Sin embargo, su vida fuera de la ficción se distancia bastante de esto.
Se sabe que la adolescencia de la actriz fue difícil, no solo porque no estaba conforme con su aspecto físico, sino porque a su edad sus intereses no combinaban con los de sus amigos. Su vida siempre fue diferente. Antes de ingresar a un instituto Kudrow decidió someterse a una rinoplastía para terminar con el complejo que le generaba su nariz y recuerda que mientras sus compañeros iban de fiesta, ella los sermoneaba.
La actriz vivió toda su infancia en California, junto a sus padres Nedra, una agente de viajes, y su padre Lee Kudrow, un prestigioso neurólogo. Luego decidió mudarse a Nueva York, donde se anotó en Vassar College, institución a la que ingresó con un coeficiente intelectual de 154, entrando con la categoría de “superdotados”. Obtuvo, sin ningún problema, una licenciatura en Biología y después de esto, codirigió junto a su padre un estudio sobre dominancia hemisférica y la relación con distintos tipos de cefaleas en personas zurdas.
Sin embargo, su gusto por la actuación fue creciendo y por consejo de Jon Lovitz, un comediante amigo de su padre, inició estudios de actuación con Cynthia Szigeti. Kudrow comenzó a alternar la biología con la actuación. Al comienzo la rechazaron en varias series, pero no tardó en conseguir papeles pequeños en shows como Bob y Cheer y Mad About You, donde interpretó a Úrsula Buffay, ¿les suena?
Después de un fuerte trabajo, se presentó al casting de Friends like us, que después se llamó simplemente Friends. Y el 24 de septiembre de 1994, comenzó su exitosa carrera en la serie, interpretando el papel de Phoebe Buffay. En este papel Kudrow creció, se hizo madre y comprendió que a pesar de que tenía la fama esperándola en la puerta, ella prefería mantenerse reservada su vida personal. Hoy, a sus 58 años, se da el lujo de aceptar los papeles que le gustan. Y cada vez que lo necesita, cita una de la frases de Phoebe Buffay: “Me encantaría, pero no tengo ganas”.