Melyssa Pinto luchó inalcanzablemente para llegar a la final de Supervivientes 2021. Todos sabemos que se trata de un reality show bastante fuerte y, por lo tanto, no es extraño que aparezcan secuelas en la salud de los concursantes. Ya en mayo de este año, mientras participaba en La Isla de las tentaciones, Melyssa tuvo que abandonar la isla tras sufrir una gastroenteritis aguda. Los malestares continúan y la catalana ha decidido sincerarse sobre sus problemas de salud.
Después de su paso por los concursos de la televisión, Melyssa se ha convertido en una de las figuras más apreciadas por la audiencia. Su fama no solo se debe al legendario discurso que pudo darle a Tom Brusse, su ex novio, sino a su carisma. Sin embargo, no todo es perfecto para la catalana, en especial cuando se trata de su salud. Y es que aunque, como afirmó, haya logrado recuperar los 5 kilos que perdió en el programa, su cuerpo ha sufrido algunos cambios y en su mente aún hay persisten secuelas de las costumbres que tuvo que adoptar mientras estaba en el reality.
Durante los cien días de Supervivientes su cuerpo se acostumbró a nuevas rutinas que ahora resultan un tanto chocantes con el ritmo de la vida en la ciudad. La comunicación, los horarios, la comida, todo cambió y Melyssa apenas ha podido adaptarse de nuevo. "En la isla estaba relajada, estaba acostumbrada a estar sin el teléfono. Me gustan mis momentos de soledad y ahora como que todo el mundo quiere verme, estar conmigo. Es normal, pero yo necesito mi espacio", confiesa la ex concursante.
En su reciente confesión, la ex concursante reveló que a sus 15 años le diagnosticaron anorexia psicológica. Este problema de salud la ha acompañado durante toda su vida. "Es un tema del que yo nunca había querido hablar. Quería que llegara sobre todo a la gente joven que tiene este problema, que se ve en el mundo de la pasarela, de la moda y el estereotipo que hay de la mujer perfecta... También te diré que no estoy al cien por cien curada. [...] Antes, si no me veía bien, no comía. Ahora, si no me veo bien, como un poco mejor, pero como, y no me privo de las cosas que quiero comer. Eso significa que hay una evolución", confiesa Melyssa.
La ex superviviente considera que a este problema debe prestársele atención, porque no solo se está maltratando al cuerpo, no es lo único que se ve afectado al no querer comer solo por no engordar y verse bien, sino que al final es algo que termina repercutiendo en el entorno de la persona, en la relación con su familia que está pendiente de su bienestar. Con esta confesión, Melyssa quiere mejorar y hacer que los jóvenes que estén pasando por una situación similar reflexionen al respecto.