Ayer recibíamos una de las noticias más tristes del año. Raffaella Carrá, una de las figuras más destacadas de la cultura pop, fallecía a sus 78 años. Poco sabíamos de la última etapa de su vida: estaba distanciada de los medios y de las apariciones públicas. La diva había elegido instalarse en Roma e invertir tiempo en sus afectos y vida personal, la cual siempre protegió con mucho recelo.
Pero poco se habló sobre cuál fue la causa de muerte de Raffaella. "Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento resplandecerán por siempre”, decía Sergio Capino, última pareja de la diva. Trascendió que Carrá sufría una enfermedad en los últimos meses, pero había elegido mantener en secreto su estado de salud.
Fue una estrella que se lució en todas las plataformas. Cine, música y televisión, esta última le dio un lugar especial en el corazón de la audiencia. Más allá de su exuberancia y popularidad desmedida, Raffaella logró conservar un halo de misterio en torno a su vida. Las revistas del corazón no lograron irrumpir en su vida personal, uno de sus grandes tesoros que cuidaba bajo siete llaves.