Este lunes 5 de julio se ha ensombrecido al conocerse la noticia del fallecimiento de Raffaella Carrà a sus 78 años. Fue una figura icónica de las décadas del setenta y ochenta que traspasó los límites de la sociedad conservadora y revolucionó el arte escénico. Sus canciones, sus actuaciones y programas la convirtieron en una de las mujeres más amadas de la época, no sólo en su país sino en todo el mundo.
Tenía nueve años cuando comenzó su carrera artística en el cine con un papel menor en Tormenta del passato. Estudió danza, canto y actuación en su juventud, la artista siempre estuvo segura de lo que quería. Finalmente, en los sesenta cumplió su sueño de protagonizar una película con la que dio el salto a Hollywood, pero la industria la terminó desencantando y regresó a su Italia natal.
“Cuando terminaban de rodar, todos iban a alcoholizarse o a tomar cocaína. Esa vida no me gustaba. Mis padres estaban separados. Mi padre no quería que yo incursionara en esto porque creía que estaba lleno de gente rara, que podías perderte enseguida. No estaba tan equivocado”, contó Raffaella en una entrevista. A su vuelta, incursionó en la televisión como bailarina y registró sus populares movimientos, como el baile tuca-tuca.
Del baile pasó a estar al frente y se consagró como presentadora cuando comenzó Pronto Raffaella!, programa que ha inspirado muchos otros que tienen a una mujer al frente. Como cantante ha logrado que sus temas se vuelvan hits por sus letras y su música, fue toda una revolución para la época. Caliente, caliente, Hay que venir al sur, Fiesta y Rumore son algunos de los éxitos que se han vuelto populares en España y Latinoamérica.
Su espontaneidad y talento la hacían una mujer muy divertida con una gran presencia. Además, siempre aprovechaba la oportunidad para dejar un mensaje transgresor para esas décadas, en las que la libertad, la diversidad y el amor libre encontraban su espacio y visibilización. En su última entrevista, Raffaella Carrà reflexionó sobre su fama: “Por supuesto, las mujeres italianas me tienen una gran simpatía porque no soy una devoradora de hombres: puedes tener atractivo sexual junto con dulzura e ironía, no hace falta ser Rita Hayworth”.