Volverte a ver ha estrenado su sexta temporada al aire en Telecinco. En el segundo capítulo del programa que organiza los reencuentros más emocionantes, Antonio Canales fue el protagonista. Ha abierto su corazón para contar los detalles de sus comienzos en el baile que no han sido nada fáciles en un contexto muy machista. Además, recibió la sorpresa de su madre, el momento más lindo de la noche.
El bailaor ha recordado todo lo que sufrió cuando era joven al momento de querer dedicarse al baile. Hace más de treinta años no estaba bien visto que un hombre quiera hacer ballet u otro tipo de estilo musical, cuando él tomó la decisión tuvo que enfrentarse a la mirada de su padre. Al comienzo de la entrevista le confesó a Carlos Sobera: “Mi padre me decía que podía tocar la guitarra, que bailar era más de chica”. Sin embargo, no se rindió y le pidió ayuda a “las mujeres de la casa”.
Por ese motivo, la madre de Antonio, Pastora de los Reyes, fue fundamental para cumplir su sueño, lo ayudó a dar sus primeros pasos en la profesión. Ella era quien estaba detrás de la sorpresa para el invitado de la noche y confesó que quiso estar presente para que “España entera sepa lo grande que es Antonio Canales”. Al verla, el cordobés no pudo contener la emoción y dijo: “Gracias por darme la vida y estar siempre ahí en los momentos más buenos y en los momentos más difíciles. No podría tener una madre más grande que tú”.
Pastora contó que siempre quiso que Antonio Canales sea artista, “era la ilusión más grande de su vida”. Por eso nunca dudó en apoyarlo: “Yo le enseñaba detrás de su padre. Le decía que pusiese las manos para arriba y la cara para arriba, porque en el teatro hay que levantar la cabeza para bailar”. El momento más aplaudido por el público en el plató fue cuando madre e hijo hicieron pasos de baile juntos con una gran emoción en sus rostros.
El duro pasado de Antonio Canales
Para llegar a consagrarse en el baile, el ex participante de Supervivientes atravesó situaciones difíciles. “Al principio tenía un poco de dinero que mis padres me daban, que al poco se me acabó. Me iba a dormir a la calle, primero dormía en El Retiro, pero después, en invierno, me decían que tenía que irme a Atocha o al metro y envolverme en los cartones para no pasar frío. Me levantaba por la mañana e iba a clase de baile. Me ponía las mallas un día y otro día, hasta que conseguí lo que quería”, ha recordado este sábado.