El martillo del juez golpeó con fuerza en nombre de la Justicia y Toño Sanchís se vio obligado a compensar a Kiko Hernández con la considerable suma de 90.000 €. Pero, ¿qué ocurrió aquí? ¿Cuál es el origen de todo esto? Vamos a conocerlo.
Todo comenzó en 2016, cuando Belén Esteban acusó a su exrepresentante, Toño Sanchís, de engañarla y deberle muchísimo dinero en sus años de trabajar juntos. Ante esto, Kiko Hernández, muy amigo de la Princesa del pueblo, decidió defenderla: se alzó en armas contra el mánager y lo criticó sin piedad durante varias emisiones de Sálvame. Claro, todos los ataques eran desde un lado, y nadie conocía la otra versión de la historia.
Ante esta catarata de ataques mediáticos, Toño Sanchís se encontró acorralado y sin saber a dónde acudir en busca de ayuda, por lo que se refugió en los ciegos brazos de la Justicia. El ex representante decidió llevar la situación a los tribunales y entabló acciones legales por todo lo que se había dicho de él en televisión. La demanda era específicamente por haber dicho que él había filtrado información de Belén Esteban y por afirmar que se apropiaba de un porcentaje de representación que no le correspondía. Uno de los denunciados fue Kiko Hernández.
Fue allí que llegó el momento de las negociaciones. Toño Sanchís exigía una compensación económica de 500.000 €, que fue bajando progresivamente hasta llegar a 90.000. Finalmente, no hubo acuerdo entre ambas partes. El asunto llegó a juicio y el ex representante perdió, por lo que se vio obligado a pagar esa suma a Kiko Hernández. Esto motivó las burlas públicas del colaborador, que celebró con ironía mirando a las cámaras de Sálvame y se burló de su oponente: “Las costas, acuérdate de los 15.000 euros de costas”, dijo con sorna.