Michelle Salas siempre fue un nombre bastante conocido del mundo hispanoparlante, sin embargo, con el estreno de la nueva temporada de Luis Miguel, la serie, en Netflix, se volvió todavía más popular, sobre todo por la turbulenta relación con su padre, el cantante más querido de Latinoamérica.
Durante su infancia, Michelle no veía en Luis Miguel a ningún padre ejemplar, pero con el correr del tiempo, el artista comenzó a acercarse a ella después de once años de ausencia. Cuando la joven cumplió sus 18, Micky se reencontró con ella y fortalecieron el lazo que los une. Gracias a la relación con su padre, Michelle siempre fue parte de la farándula. El hecho de ser una celebridad desde pequeña nos permitió verla crecer, tanto física como profesionalmente en su carrera como modelo.
Si bien es cierto que muchos cambios físicos llegan con la edad, algunos otros son producto de las intervenciones quirúrgicas que la ayudaron a alcanzar la imagen que siempre deseó. Uno de los cambios más radicales a los que se sometió la mujer de 32 años puede apreciarse en su nariz. Salas se realizó una rinoplastía que enfatiza sus facciones y le dio una imagen refinada. Pero eso no es todo, también se realizó un aumento de pómulos, para atraer la atención a sus ojos y remarcar la delgadez de su rostro. Finalmente, se puede apreciar que, como muchas otras mujeres del mundo del espectáculo, decidió aumentar el volumen de sus labios para equilibrar el tamaño de la parte superior con la inferior.
En el caso de Michelle, sus cambios son sutiles y le han abierto las puertas de muchos trabajos para grandes marcas de joyería fina, bolsos de lujo y prendas de vestir de las firmas de alta costura más cotizadas del mundo. Además, cuenta con una gran base de seguidores en las redes sociales: sólo en Instagram, tiene más de 1.7 millones de seguidores.