Mitad problemas para respirar, mitad trauma estético. Blas Cantó lucía una nariz totalmente distinta a la que tiene hoy. Se sometió a dos rinoplastias y ahora va por la tercera. “Está bien hacerse cirugías y está bien no hacérselas”. Tras su presentación en Eurovisión, el cantante habla de uno de sus complejos más grandes: el tamaño de su nariz. Además, devela cuál es el truco para alejar a los haters de sus decisiones estéticas.
“No he oído muchas críticas que hablen de mi cirugía estética” confiesa Blas Cantó. A sus 29 años, el exitoso cantante ya pasó dos veces por el quirófano y está buscando el momento justo para hacerse la tercera intervención. A propósito de las críticas, Blas Cantó señala que siempre habló de naturalidad sobre ese tema y el no ocultarlo fue la clave para salir ileso de las críticas.
Blas Cantó hace humor con sus reiteradas intervenciones estéticas: “mi nariz parece la Sagrada Familia” en alusión a las constantes reformas a las que se somete tanto su nariz como la obra máxima de Gaudí. “Yo no estaba a gusto con mi nariz, tenía el tabique torcido” cuenta sueltamente Blas Cantó, quien encontró en la cirugía estética una solución a un complejo que acarreó toda su vida.
“Me podría haber quedado mejor” dice a propósito del resultado de la primera rinoplastia. Durante la cicatrización le salió un pequeño quiste que “le afeaba” la nariz, según sus propias palabras. Ahora afirma que se siente mucho más seguro de su imagen y se permite bromear con los sucesivos cambios en su estética.