El pasado sábado, Belén Corsini y Carlos Fitz-James Stuart dieron el "Sí, quiero" en el Palacio de la Liria, en Madrid, acompañados por amigos y familiares. La elegancia y el glamour reinaron en el evento. Sin embargo, el gran destacado de la noche no fue ni más ni menos que el vestido de la novia, un diseño de Navascués, que ha dejado a todos boquiabiertos.
Se trató de un modeñp de Cristina Martínez-Pardo Cobián, la fundadora de la marca, con corte imperio y escote en V, confeccionado en georgette pesante de seda natural. La doble falda, la enagua en satín con remate bordado y las mangas abullonadas le aportaban un aire de elegancia y sofisticación a la simpleza. Sin embargo, la protagonista de la noche fue la cola de tul plumeti bordado sobre gazar.
Otro de los componentes del atuendo fue el velo, también en tul de plumeti al que Belén Corsini agregó joyas de su familia, pues los pendientes pertenecían a su abuela. Lo mismo hizo con el prendedor en forma de flores que era de la Casa de Alba. Pero el particular secreto del traje se vio en la misma cola del vestido, que era desmontable, al igual que el velo, lo que permitió que la novia pudiera moverse con facilidad por la fiesta y que dejaba un diseño más minimalista.
En cuanto al peinado, optó por la clásica coleta, que es sin dudas el look de las novias del momento. Para el maquillaje, también eligió algo sutil y natural. Cómo viene sucediendo en el último tiempo, las novias prefieren cada vez más la comodidad y los diseños desmontables que les garanticen el disfrute de su noche mágica.