Carey Mulligan estaba nominada a mejor actriz por su desgarrador papel en Una joven prometedora, de la directora Emerald Fennell. Aunque no ganó la estatuilla, sí fue premiada por el impactante vestido que usó. Fue una decisión arriesgada porque rompió con todos los protocolos (no escritos) de lucir el dorado, ya que es el color de los Oscars. Por este motivo fue votada como la mejor vestida de la noche.
La actriz británica se puso un look de dos piezas de Maison Valentino, ideal para la temporada primavera-verano, con una falda acampanada que lleva por detrás una larga cola. La parte superior era un crop top sin mangas, cubierto con lentejuelas mate que al contacto con la luz daban un efecto brilloso. Lo que terminó de completar un gran estilismo fueron las joyas Cartier y la correcta decisión del maquillaje y el peinado, ya que la vestimenta era la protagonista. Su rostro estaba muy natural y armónico, con color solo en los labios, además de su cabello recogido de manera elegante con un moño.
Carey Mulligan acudió a la gala acompañada de su esposo, Marcus Mumford, líder de la banda inglesa Mumford & Sons. Desde su casamiento en 2012, la pareja adoptó un perfil bajo y esta fue una de las pocas las veces que se los vio juntos en público.