'Secret Story' fue presentado como un concurso novedoso, pero en la primera gala demostró que era un GH VIP con diferente nombre. Los nombres de los famosos entusiasmaban porque era un elenco muy variado. Como siempre aparecieron figuras de otros países como caras nuevas: Emmy y Luca Onestini. También personalidades llamativas como Chimo Bayo, Canales Rivera, Isabel Rábago o Miguel Frigenti. Sin embargo, el público no llegó a fanatizarse como lo ha hecho en otras ocasiones.
La expectativa por los secretos se terminó cuando empezaron a explicarlos, desde “hice un milagro” hasta “engañé a mi familia y no lo saben” decepcionaron. La audiencia esperaba explicaciones que valieran la pena, algo que llame la atención y que te haga cambiar la forma de ver a los famosos de Secret Story, pero sólo se obtuvieron afirmaciones sin sentido, ilusas y hasta infantiles. Los más interesantes como el de Cynthia, quien confesó que salió con un jugador del Real Madrid, no fueron aprovechados.
Por otro lado, la convivencia durante el primer mes fue un verdadero aburrimiento. La audiencia de programas como Secret Story quiere ver a los participantes como humanos, quiere que dejen aflorar sus sentimientos, tanto para peleas como para momentos de paz, pero en esta casa de Guadalix sólo uno lograba sacudirlos: Miguel Frigenti. Toda la casa se puso en su contra y los espectadores lo sacaron para darle una oportunidad al resto, pero ellos eligieron seguir durmiendo.
Por ese motivo entró Adara Molinero, la experta en realities y la mujer con más experiencia en la casa de Guadalix. Su participación ayudó a despertar a sus compañeros y su corto tiempo en Secret Story consiguió que el resto se dé cuenta que no sólo se trata de permanecer, sino de jugar. Gracias a ella, Cristina Porta se plantó, se unió a Luca Onestini y se convirtieron en las personalidades más fuertes del concurso.
La periodista y el italiano lo dieron todo: enamoramiento, pasión, discusiones, estrategias y llantos. Sea real o no su relación, superaron las expectativas y le dieron un poco de color a un Secret Story gris y aburrido. Junto a ellos están los Gemeliers, quienes ingresaron como los niños cantores y se van finalistas, los únicos que demostraron todos los días que llegaron para ganar y que el concurso estaba por encima de todo.
A esta final llegaron los tres concursantes que entendieron cómo funcionaba Secret Story y cuál es la diferencia entre su audiencia y la típica de GH VIP. La sociedad cambió, los espectadores ahora son más jóvenes y buscan que sus “ídolos” sepan convivir más allá de ser “frontales” y decir las verdades a los gritos. Gemeliers siempre nominaron para su conveniencia, Cristina Porta y Luca Onestini se convirtieron en los mártires que pudieron contra todos.
Si Adara Molinero y Miguel Frigenti se hubieran dado cuenta que quienes votan en Secret Story elegían a las “víctimas” de la edición, se hubiesen aliado a la periodista y el italiano, en lugar de enfrentarse a ellos. Así tendríamos una final de cuatro figuras que podían hacer fuerza, por mucho que se felicite a los Gemeliers, es casi una obviedad que no pueden competir contra Cristina y Luca. Ella podrá ser la favorita, pero no hay que olvidarse que en las finales siempre hay sorpresas.