"Ella siente mucho porque es muy piscis", "es egocéntrico, leonino tenía que ser", "es muy familiar, si es cáncer", "sí, me pasó esto porque entramos en mercurio retrógrado". Frases como estas ya son vox populi dentro de nuestra sociedad. La astrología vive hoy un revival y pasó de ser ser la burlada última página de las revistas del corazón a la primera plana de toda conversación social. Si algún día "¿de qué signo eres?", sonaba a básica pregunta de primera cita, hoy lo mínimo es pasar una carta astral completa, con ascendentes, lunas y casas. Una disciplina que encierra siglos de sabiduría pero en la que, sin embargo, hoy todos parecemos ser entendidos.
"Se me rompió el móvil, y sí: mercurio retrógrado". "Me pelié con mi novio, tenía que ser mercurio retrógrado". Todos los males de nuestras vidas se los adjudicamos a la astrología, que nos viene como anillo al dedo para practicar el deporte nacional: la queja. Si nos remitimos a lo meramente conceptual, podremos entender de qué se trata verdaderamente esta conjunción planetaria y cómo nos afecta en el día a día.
Mercurio es un planeta vinculado a la comunicación. Cuando está retrógrado, todo lo que concierne a esta área de la vida se ve afectado, para mal. Negocios, acuerdos, vínculos, relaciones, aparatos tecnológicos: todo lo que pertenece al mundo comunicacional (tan fundante de nuestras relaciones interpersonales) se ve afectado.
El período va desde el pasado 27 de septiembre al próximo 18 de octubre. Especialistas invitan a hacer meditaciones, evitar cerrar contratos, prender inciensos y velas. También aconsejan el uso de cristales, algo que popularizó la actriz Anya Taylor Joy. La joven estrella confesó, en su última entrevista con revista Vogue: "Tengo la cartera llena de cristales. También llevo mis cartas de tarot". Mercurio retrógrado: una oportunidad para repensar nuestras comunicaciones, conectar con nosotros mismos y estar atentos a lo que puede ocurrir bajo este cambio planetario.