Hace unos días, se hizo pública la noticia de que el Parlamento Nacional Húngaro aprobó una ley que prohíbe, entre sus puntos principales, referirse a la homosexualidad en los programas escolares. A causa de esto, el alcalde de Múnich - ciudad donde se enfrentarán Alemania y Hungría por la tercera fecha de la Eurocopa - le solicitó a la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) poder iluminar el estadio con los colores de la comunidad LGBTIQ+ en modo de protesta.
No obstante, un pedido que parecería totalmente lógico, fue rechazado por la federación europea con la excusa de que la organización es política y religiosamente neutral. “Dado el contexto político de esta petición - un mensaje sobre una decisión tomada por el Parlamento nacional húngaro -, la UEFA debe rechazar esa petición” anunciaron en un comunicado.
Desde Hungría celebraron la decisión de la UEFA ya que consideran que era "peligroso mezclar deporte y política". En la vereda de enfrente, se decidió que otros estadios a lo largo de Alemania, como el Colonia y Frankfurt, iluminen sus instalaciones con los colores durante el partido. “Si Múnich no puede hacerlo el miércoles, los demás estadios del país tendrán que mostrar sus colores” tuiteó el portavoz de la junta directiva del Eintracht de Frankfurt.
Asimismo, redes sociales como Twitter no tardaron en llenarse de mensajes de repudio por parte de usuarios de todo el mundo respecto a la decisión de la UEFA, señalando que la supuesta neutralidad de la organización es una forma de disimular su línea de pensamiento homofóbico.