A Elon Musk (49) se le puede acusar de muchas cosas pero hay algo que es ciert e imposible de negar. Cuando al empresario sudafricano se le mete una idea en la cabeza no va a parar hasta hacerla realidad. Y es así como hoy tenemos SpaceX.
En 2001, el físico - que venía de co-fundar proyectos exitosos como Zip2, una compañía de software, X.com, un banco de internet, y PayPal, un sistema de pagos - tuvo una epifanía que definiría su vida: se podría reducir los costos de producción de los cohetes para viajes espaciales exponencialmente si una misma compañía produciese el 85% de las partes necesarias.
Con esta idea, Musk puso manos a la obra y, tras realizar un acuerdo para que el ingeniero aeroespacial Tom Mueller trabajara con él, fundó en 2002 en un almacén en El Segundo (California) la Space Exploration Technologies Corp., mejor conocida como SpaceX.
Al principio, muchos vieron con gran escepticismo los planes del empresario. Es más, si no hubiera sido por un contrato que había firmado con la NASA en 2008, SpaceX se hubiera quedado sin dinero. Sin embargo, pudieron salir a flote, logrando avances que acercaban a Musk a su idea inicial. Con la presentación de Starship - un sistema de lanzamiento para realizar vuelos interplanetarios tripulados - en 2016 y sus pruebas cada vez más exitosas, parece que ese sueño esta a la vuelta de la esquina.